Simbiosis: Alimentación y Polinizacion
28 de agosto de 2025
La alimentación mundial depende de la interacción armónica entre dos actividades esenciales: la agricultura y la apicultura. Por ello, resulta indispensable fomentar y apoyar ambas, entendiendo que juntas conforman una alianza estratégica clave para la producción de alimentos.
Procultivos ANDI ha trabajado en fortalecer esta relación, cerrando las brechas y malentendidos que durante años las separaron. A través de jornadas de acercamiento, ha reunido a agricultores y apicultores —que en muchas ocasiones ni siquiera se conocían entre sí— para generar diálogo, crear confianza y mostrar las oportunidades que surgen cuando se trabaja de manera conjunta, promoviendo tanto la productividad agrícola como el bienestar de las abejas.
Esta cercanía con ambos sectores ha permitido identificar diversos factores que ponen en riesgo la salud de las abejas, tales como enfermedades, efectos del cambio climático, uso inadecuado de plaguicidas e incluso actos vandálicos.
Asimismo, ha sido posible reafirmar que los plaguicidas, cuando se aplican bajo buenas prácticas agrícolas, contribuyen al cuidado de los cultivos. Las plantas, aunque no se expresen, también sufren enfermedades y requieren protección. No obstante, es completamente viable que el agricultor proteja sus cultivos sin causar perjuicio a los polinizadores, siempre que actúe con responsabilidad.
También es fundamental cambiar la percepción negativa que algunas personas tienen sobre las abejas. No son peligrosas por naturaleza; según lo aprendido gracias al contacto con apicultores, cuando se respetan las buenas prácticas, las abejas no atacan y se concentran en su labor esencial: la polinización.
Por todo lo anterior, es vital evitar el conflicto entre agricultura y apicultura. Enfrentarlas solo genera pérdida para todos. Cada desacuerdo retrasa el progreso y obstaculiza acciones que impulsan la productividad agrícola mediante la polinización. Si ambos sectores trabajan de la mano, todos ganan: se fortalecen las cosechas, se protege el ecosistema y garantizamos que los colombianos —y el mundo— cuenten con alimentos suficientes y de calidad.